¡Por fin llegó Somalo! Sin duda, ésta es la excursión más
esperada por todos, porque disfrutar de dos días en la compañía de sus
compañeros y amigos, no es algo que puedan vivir todos los días. Además el
turno de los pequeños siempre tiene algo especial porque para muchos de ellos
es la primera noche que pasan fuera de casas sin sus papás o mamás. Lo bueno,
es que se acostumbran rápido a la situación y el resto del tiempo se dedican a disfrutar
sin parar.
Una vez descubiertas las habitaciones y ubicados todos los
sacos de dormir… bajamos al patio a almorzar y coger fuerzas para el paseo por
los alrededores. Este año ha sido la primera vez que no teníamos “insitu” la sabiduría
de Don Santos, pero por suerte, nuestras profes aprendieron mucho de él y nos
han contado muchísimas cosas del lugar.
Este año no hemos podido hacernos la foto que tanto nos
gusta con los chopos, pero como los usan para hacer madera, este año tocaba que
estuvieran cortados. No os preocupéis, porque hemos encontrado otras opciones
para hacernos fotos.
Después del paseo, hemos usado las hojitas que habíamos recogido
para hacer un cuadro utilizando la luz del sol con una técnica llamada
cianotipia. Se nota que algunos ya lo habían hecho porque el resultado es cada
año mejor.
Por la tarde llegó uno de los momentos más divertidos de
este ciclo. Y es que, tras la explicación del “Sito de Logroño” y la batalla de
San Bernabé, no hay mejor forma de aprender algo que con la práctica así que
hicimos una recreación como si estuviéramos defendiendo nuestra ciudad. No
tenemos claro quién hacía de francés y quién de logroñés, pero hemos aprendido
que también se pueden hacer aguadillas con la manguera.
Tras tanta actividad, necesitábamos un poquito de calma así
que después de merendar y cambiarnos de ropa, nos dedicamos a estar uno ratito
sentados decorando el marco de nuestra foto de recuerdo.
Cuando llegó la noche, las profes nos hicieron una pequeña fiesta con pintacaras para acabar el
día por todo lo alto.
Al día siguiente continuamos con la actividad y, después de
hacer una obra decorativa con sales de colores, aun nos quedaba energía para correr
y jugar.
Después de comer, jugar otro ratito y dejar todo bien
recogido, llegó la hora de volver a Logroño con gran pena pero con muchas
vivencias acumuladas que nos hacen aumentar las ganas de que llegué nuestra
próxima visita a Somalo.
En esta ocasión, también les hemos dejado hacer a ellos fotos para dejar retratada la excursión y el resultado no puede ser mejor. Os dejamos aquí una muestra de su arte e intentaremos sacar un ratito para ver los videos que han hecho de la excursión.
No queremos acabar sin dar un millón de gracias a las familias
colaboradoras sin las que no podríamos llevar a cabo la actividad. Estos días
nos han alimentado, nos han cuidado, han hecho que todo estuviera a punto en
todo momento… y esperamos que también hayan disfrutado un poquito ¡Muchas
gracias!
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