¡AY MI MADRE, PERO QUÉ BONITO!
Esa es la expresión que se ha escuchado en el autobús cuando entrábamos en la finca de Ribavellosa. y la verdad es que, situada en Almarza de Cameros, no deja a nadie indiferente por su belleza sea la época del año que sea.
Pero hoy íbamos con una misión muy importante: Miguel, Isabel y Pablo nos estaban esperando para que les ayudáramos a resolver "El misterio del arrendajo" (aprovechamos aquí para darles las GRACIAS por enseñarnos tanto de una manera tan divertida y en un paisaje inmejorable).
Y es que habían aparecido unas plumas y nosotros, como buenos exploradores que somos, éramos los encargados de descubrir quién se había comido al pajarito.
Hemos ido por el bosque dando un paseo, parando a almorzar, buscando pruebas a la vez que disfrutábamos de correr por los caminos con libertad y sin peligro, de maravillarnos con lo bonito que estaba y aprendiendo muchas cosas con nuestros compañeros.
Por si alguien se lo pregunta... sí, por supuesto que hemos resuelto el caso.
El paseo ha sido ideal, pero la excursión no terminaba ahí, puesto que un divertido parque nos estaba esperando para que disfrutáramos a nuestro regreso.
Justo cuando hemos parado a comer... ha comenzado a llover, pero como no estábamo dispuestos a que ni la lluvia ni el sol nos estropeara el día, nos hemos puesto a jugar bajo los portalillos. Parecía que paraba... pero no, así que nos hemos vuelto un cuarto de hora antes de lo previsto para ahora sí, sacar nuestros balones, cuerdas, etc. y disfrutar en el patio junto a nuestros compañeros.
¡Qué día más bonito y completo para ir terminando el curso!
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