Después de descubrir cómo realmente obteníamos nuevos colores a partir de la unión de los primarios en nuestras lupas mágicas, llegó el momento de coger pincel, témpera... ¡Y a mezclar!
Fue una jornada muy bonita, la sonrisa salía cada vez que conseguían el color deseado.
El broche final lo pusimos este pasado viernes cuando creamos nuestras propias vidrieras para el aula de nuevo sobre la misma idea.
Después de haberlo trabajado de distintas maneras, teníamos claro el color que íbamos a obtener cuando unieramos los colores, pero... qué caras de asombro cuando poníamos nuestros paraguas a la luz del Sol.
La clase está preciosa gracias a nuestras creaciones, y lo más importante, hemos afianzado trabajando de diversas maneras los colores primarios y secundarios, objetivo conseguido.
¡Nunca un otoño había sido tan colorido!
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